Esta noche, buscando tu boca en otra boca,casi creyéndolo, porque así de ciego es este ríoque me tira en mujer y me sumerge entre sus párpados,qué tristeza nadar al fin hacia la orilla del soporsabiendo que el placer es ese esclavo innobleque acepta las monedas falsas, las circula sonriendo.Olvidada pureza, cómo quisiera rescatarese dolor de Buenos Aires, esa espera sin pausas ni esperanza.Solo en mi casa abierta sobre el puertootra vez empezar a quererte,otra vez encontrarte en el café de la mañanasin que tanta cosa irrenunciablehubiera sucedido.Y no tener que acordarme de este olvido que subepara nada, para borrar del pizarrón tus muñequitosy no dejarme más que una ventana sin estrellas
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